Hasta el gorro me tienen los, llamémoslos, "jimenistas". De verdad, sé que en la víspera de uno de los partidos más importantes del año (yo no hablo de final porque en las finales se ganan o se pierden títulos y esto sólo significa pasar una eliminatoria o quedar eliminado), no debería hablar de otra cosa, pero es que no puedo más.
Reconozco que yo era crítico con el fútbol que hacía el Sevilla FC de Manolo Jiménez. ¿Y qué?. Que sí, que estábamos terceros o cuartos, que llegamos a semifinales de la Copa del Rey y a la final el año siguiente, pero no me gustaba el fútbol que hacía el equipo, reconocía que ganábamos que es lo más importante, pero yo, al menos quería más, quería ganar y jugar bien, ganar y demostrar a los equipos que éramos un equipo grande y no un equipo timorato que ganaba los partidos a base de una buena defensa la mayoría de las veces y a la suerte algunas otras. Porque no creo que a nadie se le haya olvidado el baño de fútbol que nos dio el Barcelona en la Copa en el partido de vuelta, donde merecimos perder por muchos goles y sólo la suerte y un Gran Palop nos mantuvieron la puerta casi imbatible.
Pues bien, a mí no me gustaba ese fútbol. Me gustaba que el equipo estuviera arriba, pero sé que hay otras formas de estar arriba, porque así lo estuvimos cuando Juande Ramos era el entrenador y a todos nos gustaba el fútbol. Y que no se olvide nadie que con Juande de entrenador ganamos 5 títulos y con Jiménez ninguno, por lo que si hablamos de resultados, entonces tampoco lo mejoraba.
El caso es que se ha ido Jiménez y el equipo, que con él había perdido la alegría de jugar, la alegría de comerse a los rivales, de machacarlos, ha perdido también con la marcha de éste el orden defensivo y la intensidad. Y ahora, salen de debajo de las piedras aficionados que me echan en cara que a mí no me gustara el juego de Jiménez, echándome la culpa a mí, y a los que pensábamos como yo, que la culpa de que el Sevilla FC esté en esta situación.
Sólo puedo decir una cosa, yo sólo quiero el bien para el Sevilla FC, como tú, te gustara o no Jiménez. Y creo que el Sevilla FC tenía equipo para hacer mejor fútbol, quizás no hubiéramos logrado mejores resultados, o sí, quién sabe, pero sí creo que por la plantilla que teníamos debíamos hacer mejor fútbol.
Ahora, no es que eche de menos a Jiménez, echo de menos la intensidad, el ganar partidos. Pero yo no tengo la culpa de que el entrenador que han traído los dirigentes no sea capaz de dar con la tecla, o que la plantilla o no sea tan buena o no esté dando el nivel que se espera.
Yo, al Sevilla FC de Jiménez, de Álvarez, de Caparrós, de Cardo o de Espárrago, sólo puedo decir que jamás le he pitado, porque jamás he pitado a mis jugadores en el Sánchez Pizjuán, ni lo haré jamás.
Yo voy al Sevilla FC a dar ánimos, a ayudar al equipo a ganar y eso es lo que haré mañana, porque deseo con todo mi alma que mañana gane el Sevilla FC. Me da igual quién juegue ni quién sea el entrenador.
Creo que es momento de que todos arrimemos el hombro y no que, como buenos resultadistas, cuando los resultados nos favorecen (en este caso que pierda el Sevilla FC parece que favorece a los jimenistas), saquemos pecho y hagamos daño.
El enemigo no es el que prefiere un tipo de juego a otro, porque todos lo que queremos, o debemos querer, es que gane nuestro Sevilla FC, el enemigo mañana es el Borussia.
La disyuntiva seguirá, porque es ley de fútbol (Menotti-Bilardo, Mourinho-Guardiola). Hace unos meses Mourinho con su sistema eliminó al Barcelona. Hace unos días, con el mismo sistema se llevó 5 del Nou Camp. Es fútbol y no hay nada escrito. Todo es bueno y es malo.
Y ahora, lo único importante es ganarle al Borussia y salir de este agujero.