domingo, 19 de abril de 2009

Si a un ladrón le das una pistola...te robará

El Sevilla sale a ganar a Valencia, se pone por delante y lo domina sin ningún tipo de agobio. Y entonces, es cuando le damos al ladrón las pistolas para que nos robe. Si tú vas por un callejón y te encuentras con un atracador, es posible que te atraque. Pero si tú le das una pistola, te roba seguro.
Y eso es lo que hicimos. Entramos en su juego, para que nos sacara tarjeta por protestas absurdas mientras miraba para otro lado en el asunto de Renato. Hace unos cuantos de partidos, hubo una jugada parecida en la que un futbolista del Sevilla chocó con un contrario y el árbitro, en principio, no pitó ni falta. Pero cuando vio sangre en el rostro del contrario, echó a nuestro jugador. Está claro que el árbitro había visto el choque, y si después vio la sangre de Renato, tuvo que expulsar a Albelda. Pero en cambio, echó a Adriano por roja directa en una entrad de amarilla (y eso que tenía ya una por una tontería) y pitó penalti en un choque de Escudé con Mata que es mejor actor que 007.
Pues ni así era el Valencia capaz de ganarnos. Así que el ladrón aprovechó una mano estúpida de Fernando Navarro, sí, estúpida, aunque fuera empujado no se debe tocar con las manos una pelota dentro del área, para pitarnos el segundo penalti en contra y ponernos al Valencia a 5 puntos y al Atlético y Villarreal a 8.
Se complica la cosa, sobre todo porque tenemos que jugar contra Barcelona y Madrid los próximos partidos y porque está claro que los árbitros están descaradamente en contra nuestra.
No sé qué motivo pueden tener, puede ser odio al Sevilla, interés porque otro equipo ocupe el tercer puesto o vaya usted a saber qué, pero lo que está claro es que van por nosotros. Y el miércoles más.

1 comentario:

Rafael Sarmiento dijo...

Coincido contigo en todo. El arbitraje fue calamitoso, pero los jugadores deberían esperarlo, como lo hacemos todos los aficionados, y no caer en el juego. Qué pena de partido. Qué manera de ser mejor que el rival, para perder por despistes absurdos y uno con silbato cebado contra nosotros. Pero no podemos decaer. Es lo que hay, y es así desde hace mucho tiempo. Un saludo