Adios Daniel

Hoy se ha despedido de la afición Daniel Alves. Después de cinco años ha dicho "adios" y se ha marchado al FC Barcelona a "crecer". Según él y el presidente, lo ha hecho por la puerta grande. Pues lo siento, pero no estoy de acuerdo. Para mí se ha ido como se fue Baptista, como Sergio Ramos y casi como Juande Ramos. Se va porque quiere irse, no porque nosotros queramos que se vaya. Se va porque Daniel se ha convertido en un jugador con un caché que el Sevilla FC no puede permitirse. Se va a ganar dinero, que es lo único que mueve el fútbol hoy en día. Aún recuerdo cuando llegó al Sevilla FC y Caparrós le dio los primeros minutos. No convencía, aunque algo se le veía. Luego llegaron los peores momentos: Actuaciones malísimas ante jugadores de cierto nivel como Luque o De Pedro y el banquillazo al que le sometió durante algún tiempo un recién llegado Sergio Ramos. Si no hubiera sido porque Pablo Alfaro empezó a renquear y hubo que pasar al Sergio al puesto de central, lo mismo, se hubiera perdido este futbolista. Y luego, la explosión. Una explosión que coincidió con la del Sevilla FC o quizás fue provocada la de uno por el otro, quién puede saberlo. El caso es que tras dos temporadas impresionantes y una tercera regular (porque es él, porque para cualquier otro hubiera sido una buena temporada) ha decidido ganar más dinero, porque títulos, no sé si lo conseguirá. Me alegro mucho por él porque es un profesional, salvo por el numerito del año pasado donde perdió todo mi afecto como persona. Y lo siento mucho por mi equipo porque se nos va, quizás, nuestro mejor jugador, quizás nuestro jugador más determinante. Es difícil comparar a jugadores que juegan en el mismo puesto, así que diré que se nos va el mejor lateral derecho que he visto en mis 35 años, no sólo en el Sevilla FC, sino en toda mi vida. Le deseo suerte en el Barcelona y allá donde vaya, aunque creo que nuestros destinos se cruzarán no más allá de 3 o 4 años, porque creo que jamás va a volver a disfrutar del fútbol como lo ha hecho aquí y en cuanto se dé cuenta, se dará patadas por volver. Hasta luego.