Una lástima. Hoy el Sevilla FC hizo un buen partido y era complicado. Complicado por el rival, que pese a jugar con un equipo B, estaba en un buen nivel, y la decisión de jugar con un equipo B fue de su entrenador, no por lesiones, sanciones, etc. y difícil por lo ocurrido el otro día en el partido contra Osasuna.
Y, contra todo pronóstico, o mejor dicho, contra mi pronóstico, el equipo volvió a transmitir vibraciones positivas. Jugó de forma más ofensiva, creó más fútbol, puso más intensidad, más velocidad, etc. Y el resultado hubiera sido muy bueno, pero la mala suerte nos privó de un buen resultado. Igual que el otro día no admitía la mala suerte por haber recibido un gol en los últimos minutos y haber dado en el palo en el descuento, hoy, sí considero que ha habido mala suerte.
Y una segunda lectura. El resultado es malo, no me gusta. Pero eso sí, te valen la victoria y los empates y sólo perdiendo te quedarías fuera y sólo perdiendo por más de un gol o por 1-0. Por lo tanto, nos valen muchos más resultados que al Depor. Pero tengo miedo, tengo miedo porque temo que el Sevilla salga a empatar, como hizo en Génova o en Parma hace ya unos años. Temo que salgamos a empatar y perdamos por 1-0. Lo temo, pero espero que hayamos aprendido la lección y salgamos como hicimos en Londres contra el Tottenham, donde nos valía el 0-0 y salimos a ganar.
Por eso tiene dos lecturas, la de la injusticia y la del aprendizaje. La injusticia del resultado y el aprendizaje de otros partidos similares.
La solución el próximo miércoles.
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