Como hace dos años

Estoy volviendo a disfrutar como lo hacía hace dos años y quince meses atrás.

Coincidiendo con la muerte de nuestro Antonio, el equipo entró primero en una fase de tristeza y luego en una época de desgana, de fútbol aburrido, de conseguir objetivos, sí, pero sin dar espectáculo, que hizo que aunque estuviera contento por las victorias, no tuviera la sensación que tengo ahora, la que tenía con el Sevilla de los títulos.

No por los títulos en sí, sino por la sensación de que mi equipo era capaz de ganar en cualquier sitio, de machacar al rival que tuviera delante. Luego perderíamos partidos, claro que sí, pero ahora tengo la sensación de que somos capaces de ganarle cualquiera, de que no nos basta con ganar, sino que tenemos hambre de goles, hambre de victorias.

La única asignatura pendiente es dar la cara ante los grandes y el examen de septiembre, lo tenemos a primeros de octubre, jugando ante la Galaxia Madridista.

Si somos capaces de dar la cara, estaré contento y si encima ganamos, lo estaré más.

El por qué estos dos años atrás no hemos transmitido estas sensaciones es complicado. Muchos factores, la muerte de Antonio, la marcha de un entrenador y la llegada de otro, la baja forma de muchos jugadores, las lesiones de otros muchos, la salida de jugadores importante, el nivel bajo de las nuevas incorporaciones, etc.

Muchas razones, aunque desde diversos sectores se tomó como principal culpable a Manolo Jiménez y en parte también a Monchi.

Ahora, parece que hemos vuelto a funcionar como hace dos años, y no sólo es porque se presione más arriba o se juegue con dos delanteros.

Son muchas razones, las mísmas que antes pero al contrario.

El domingo hay que dar la cara, es lo único que pido. Que no se arruguen, que demuestren si de verdad somos una alternativa al Real Madrid. Porque aunque la liga se gana en Mallorca, Santander, Valladolid, etc., el respeto, se gana contra el Madrid y el Barcelona.