Con el rabo entre las piernas y la cartera llena de billetes (libras o euros, tanto monta), ha regresado a España El Traidor.
Y como no podía ser de otra forma, ha tenido que ser al Real Madrid. Al menos, dirá él, quien le roba a un ladrón tiene cien años de perdón.
Por supuesto, le deseo el fracaso más absoluto, porque profesionalmente no le puedo desear otra cosa, porque el Real Madrid es un rival directo y todo lo malo que les pase nos beneficia y porque, de lo contrario, desde la prensa deportiva local aprovecharán para machacarnos.
Otro movio más, por tanto, para desear que pierda el Real Madrid hasta en los entrenamientos.
Con respecto a su vuelta al Sánchez Pizjuán en abril (ya se están frotando las manos los peridistas de las ciudad), espero que no le dé tiempo, que sea destituido antes, sería muy, pero que muy buena señal.
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