Pero también es el momento en el que cada año volvemos a nuestra segunda casa. Últimamente se adelanta la fecha a finales de agosto, pero es lo mismo.
Empieza una nueva temporada, cargada de ilusión por mi parte, pero con el ambiente enrarecido.
A mí no me importa cómo vaya el resto. Para mí hoy es una fiesta porque volveré a la Casa de los Sueños con mi padre (espero que el trabajo le deje unas horas tranquilo) a ver a nuestro equipo.
Un equipo que hemos visto empezar la liga optando a jugar la UEFA (aunque la mayoría de las veces se quedara en el camino), para ascender a Primera División o para mantenerse en Primera. Pero en todos los casos empezábams con ilusión, con ganas de fútbol, con ganas de cantar gol, de abrazarnos, de ser felices durante el rato que dura el partido.
Este año lo empezamos con el objetivo de repetir el buen año del año pasado y optar a ganar algún título, lo cual ya dice mucho del club, porque dos de las tres competiciones que jugamos son la Liga Española y la Champions League.
Hoy vuelve el ritual de recoger a mi padre en el barrio, despedirme de mi madre que estará ya nerviosa, agarrando su medalla y suspirando.
Recorremos Marquez de Pickman hablando de la alineación, de lo bueno o malo que es el contrario.
Volveremos a encontrarnos con los vecinos de asiento, aunque me gustaría que algunos no volvieran, total lo único que hacen es sufrir.
Volveré a comerme el bocadillo de la suerte, ése que me hace mi madre cada partido nocturno y con el que marcamos siempre mientras me lo como (bueno, hubo una racha que marcaba siempre, pero ahora anda regular).
Hoy volveré a llevarle a mi padre una botellita de vino, como cada partido nocturno.
Espero darnos varios abrazos y disfrutar mucho del fútbol, de nuestro equipo, de estar otra vez en el Ramón Sánchez Pizjuán.
Hoy comienza en casa la temporada 2009/10. Vamos a dejarnos de tonterías y vamos a disfrutar. Incluso habrá momentos de sufrir, pero unidos.
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