A los medios de comunicación no les interesan las noticias que no tengan polémicas, actos violentos, etc.
Este fin de semana ha habido dos derbis andaluces, uno entre sevillanos y jerezanos en fútbol y el otro entre sevillanos y malagueños en baloncesto. Ninguno de ellos han sido noticia por violencia o polémica, y por tanto, no han sido noticia.
En el derbi futbolístico, como era de esperar por el hermanamiento de las dos aficiones, el día transcurrió con normalidad y buen rollo.
Ojalá se pudiera ir así a todos las ciudades, por el bien del fútbol y también por el bien de la economía, porque si pudiéramos viajar a ver a nuestro equipo sin miedo a que nos den una páliza o nos destrocen el coche, seguro que viajaríamos más y eso que ganarían los bares y tiendas de las ciudades a las que viajásemos.
Pero esto, pocas veces ocurre, desgraciadamente.
El otro derbi fue entre dos equipos andaluces de baloncesto, el Cajasol de Sevilla y el Unicaja de Málaga, otroras rivales en los puestos medios altos de la liga ACB, en los últimos tiempos y por lo malo que ha estado el equipo sevillano, la rivalidad se ha quedado en la rivalidad de ambas ciudades exclusivamente.
Sin embargo, un jugador del Unicaja sufrió un aparatoso accidente justo después de un mate y todo San Pablo enmudeció mientras era atendido por los servicios médicos de ambos clubes y rompió en aplausos cuando fue evacuado en camilla. También, cuando regresó del hospital, justo al finalizar el partido y los aficionados sevillanos que estaban en la puerta de salida de los jugadores, lo vieron llegar con su collarín, volvieron a ovacionarlo.
Ojalá simpre fuer asi. Ojalá algún día todo el mundo entendiera así la rivalidad. Ojalá algún día seamos capaces de felicitar a nuestros rivales cuando nos ganen. Ojalá algún día se acabe la violencia en el deporte, porque es precisamente la antítesis de éste.
Yo sueño con ello.
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