De la injusticia al ridículo

Está claro que el Barcelona está, hoy por hoy, un escalón (o dos) por encima del Sevilla y del resto de los equipos de la primera división.

Y está claro también, que con la diferencia de presupuesto que hay, lo de hoy sea lo normal y no lo de años anteriores en los que le mojamos la oreja varias veces (entre ellas en la final de la Supercopa de Europa).

Pero eso es una cosa y otra muy distinta el ridículo que hemos hecho en la segunda parte del partido.

En la primera parte el partido estuvo igualado. Fuimos capaces de maniatar al Barcelona, que prácticamente materializó la única ocasión de gol que tuvo, y ésta vino de rebote. En esta primera parte, el resultado más justo hubiera sido de empate, pero si me apuran, de victoria sevillistas y no al contrario.

Sin embargo, en la segunda todo cambió. El por qué, no lo entiendo. Además cuando los cambios que se hicieron fueron los lógicos y en tiempo. Pues ahí se acabó el partido.

Si encima además se une a esto el desastroso arbitraje que hemos tenido que sufrir, y no tanto por jugadas conflictivas, sino por el ir minando poco a poco todas y cada una de las posibilidades de nuestro equipo, pitando siempre a favor del Barcelona (lo del liner rubio es para echarse a llorar) y que la suerte se alió con el más fuerte, el resultado es un 0-3, que pese al ridículo realizado en la segunda parte, se me antoja excesivo.

Lo que no se puede consentir es que un equipo que va perdiendo en casa, tenga quien tenga enfrente, no salga prácticamente de su campo. Si el otro es más bueno, que lo es, al menos habría que haberle echado más ganas que ellos, y ha sido al revés.

Mala pinta tiene la cosa como no mejoremos algunas cosas.

Y el domingo el Bernabéu, por mucho que estén en crisis los merengues.