sábado, 4 de febrero de 2017

Yo soy del Sevilla FC

Sí, que nadie se equivoque.
Desde ayer, desde hace tiempo, pero ayer especialmente, están las redes sociales que echan humo por el comunicado del club en el cual se prohíbe a partir del próximo partido cualquier emblema que haga referencia a Biris Norte.
Y es que de verdad no logro comprender la que se está formando con un asunto que tendríamos que estar todos de acuerdo. Salvando las distancias, es como cuando se argumenta que una chica ha sido violada porque llevaba un escote pronunciado o una falda muy corta.
Vamos a ver señores, en la grada baja de gol de norte del Ramón Sánchez-Pizjuán se ubica el corazón de Nervión, esos que nunca dejan de animar, que dan colorido al estadio en los partidos importantes y que levantan el equipo cuando se están hundiendo. Pero entre ellos también están una serie de salvajes que día sí día no manchan el nombre de nuestro equipo y de nuestra ciudad. Ejemplos, miles.
Y esos mismos que desde ayer critican al club por no defenderlos son los mismos que no condenan los actos violentos de estos energúmenos.
El fútbol es un deporte. Pasional, porque desde chico sentimos unos colores y sufrimos con las derrotas tanto como disfrutamos con las victorias. En el fútbol no cabe la violencia, no caben los violentos, esos que utilizan el fútbol para cometer todo tipo de delitos.
Y en la violencia, incluyo la violencia verbal. 
Esos que tanto critican al club, que dicen que por el Sevilla FC dan la vida, son los mismos que cuando no están de acuerdo con los dirigentes dejan de animar, demostrando que el Sevilla FC no es lo primero para ellos.
Es una pena que los Biris, los que animan, los que se dejan la garganta, los que dan ese colorido especial a nuestro estadio dejen de hacerlo, pero la culpa no es de Tebas, ni de Pepe Castro, ni mía, la culpa es de los violentos que se esconden entre sus filas y a los que, de alguna forma, protegen.
El día que os deis cuenta y echéis a esos vándalos de vuestras filas, quedará solo lo bueno de los Biris y entonces nadie, nadie, podrá con vosotros.
Ojalá ese día sea pronto.