No se habla de otra cosa entre los aficionados sevillistas. Desde el partido contra el Valencia ha cambiado algo en nuestro Sevilla FC. La cosa está clara, desde ese partido lo hemos ganado todo, pero además hemos mostrado una ambición, un juego de ataque, una presión, una precisión en las jugadas a balón parado, una mejoría tan evidente, que los números hablan por sí solos. Y eso se nota en la gente. Ha vuelto la ilusión. Lo noto. La gente no habla de otra cosa. Esta semana no hay liga y ya tenemos "el mono" de ver a nuestro equipo.
A mí se me plantean dos preguntas principalmente. La primera es cuánto durará esta forma de juego. ¿Seremos capaces de aguantar este ritmo toda la temporada?. Y si lo somos, ¿hasta dónde podemos llegar?. Estas preguntas tienen todas su respuesta en el futuro, con lo cual, sólo podemos esperar, salvo que alguien tenga una bola de cristal.
La segunda pregunta que me planteo, es qué ha pasado en estos dos años aproximadamente en los que ha estado al frente Manolo Jiménez y no hemos desplegado este fútbol.
Opiniones las hay para todos los gustos. Los "antijiménez", lo tienen claro. Manolo Jiménez no estaba preparado para dirigir al Sevilla. De todas formas, esta opinión es demasiado simple y hace aguas. Si no estaba preparado para dirigir al Sevilla, cómo hemos conseguido los objetivos y por qué ahora, de la noche a la mañana, sí es capaz de dirigir al equipo.
Los "projiménez", que también los hay, por supuesto, no querían admitir que el equipo jugaba fatal y se acogían al discurso de los resultados. Sin embargo, ahora son los primeros en levantar la voz para defender lo bien que juega el equipo de Jiménez. ¿Acaso antes jugaba mal?, les pregunto. Porque es evidente que para que juegue ahora bien, hay que compararlo con otro momento en el que ha jugado mal.
Así que está claro que ninguna de las dos son totalmente correctas ni erróneas.
Mi opinión sobre este cambio es la siguiente:
Manolo Jiménez llega a un Sevilla FC destrozado. Un Sevilla FC que acaba de ganar 5 títulos y aspiraba al comienzo de temporada a dar la campanada en liga, sobre todo, tras haber disputado la liga anterior hasta la última jornada y haber machacado al Real Madrid en su casa en la Supercopa. Pero lo coge destrozado por dos razones. La principal por la repentina muerte de Antonio Puerta y, también en parte, por la marcha de forma traicionera del entrenador que los llevó a conseguir los títulos y el mejor fútbol, que al menos yo, recuerdo por el Sánchez Pizjuán (aunque es verdad que aún soy joven).
Con este panorama y sin experiencia ni nombre en Primera División (prácticamente ni en Segunda División) se hace cargo del equipo y con pinceladas de buen juego ante equipos como el Ársenal, consigue clasificar al equipo entre los 5 primeros, empatado a puntos con el cuarto, después de haber cogido al equipo en el puesto trece (si no recuerdo mal).
El fútbol desplegado por el equipo no fue bueno, claro que no. Pero realmente, hasta qué punto puede ser achacable al entrenador, en las circunstancias en las que se encontraba la plantilla cuando el llegó. Si yo mismo, y cualquiera de nosotros, habíamos perdido la ilusión por el fútbol, que sería lo que sentirían todos aquellos que compartieron vestuario con Antonio.
Evidentemente se merecía una segunda oportunidad, se la había ganado, y ésta llegó la temporada pasada.
Si hacemos un balance de la temporada pasada, nos encontramos por un lado, en el negativo, un equipo que durante todo el año práctica un fútbol aburridísimo, desganado, sin presión, sin profundidad, al pelotazo. Pero, sin embargo, gana los partidos. Pero, por qué ese tipo de fútbol. Para mí, y más ahora tras ver lo que he visto en estas jornadas, ocurre por dos razones. La primera porque la plantilla confeccionada el año pasado no tiene la calidad y sobre todo, la profundidad y compensación, que tiene la de este año. Y segundo porque, digan lo que digan los detractores acérrimos de Manolo Jiménez, las lesiones que sufrió el equipo fueron más que determinantes.
Sin embargo este año, el Consejo de Administración ha puesto a disposición de Manolo Jiménez una plantilla muy compensada, profunda y de mucha calidad. Una plantilla donde, prácticamente hay dos jugadores de nivel parecido por cada puesto.
Sólo se necesitaba dar un paso adelante. Creérselo el equipo, creérselo el entrenador y creérselo la afición.
Parece que todos hemos apostado por lo mismo y el equipo vuelve a ser el que era hace dos años, aquel que vapueó al Real Madrid en su propia casa.
Creo que se han perdido dos años, por muchísimas razones, pero hemos vuelto al principio. Esta puede ser nuestra temporada, con una salvedad, que el Barcelona y el Madrid, sobre todo el primero, son mucho mejores que aquella temporada.
Pero ahora todos tenemos ganas de nuevo de soñar y cuando soñamos, lo conseguimos.