Desde que mi mujer y mi madre me dijeron que te habían visto salir en la uci.
Ya no pude dormir. Vivía pegado a internet y a la radio esperando, deseando una noticia que nos diera esperanza.
Pero esa esperanza no llegaba, al contrario, cada hora que pasaba era peor.
Y jamás olvidaré ese 28 de agosto volviendo de Ayamonte y llorando como no recuerdo haber llorado antes porque la radio confirmó que te habías ido.
Imposible olvidarte, pasen los años que pasen.
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