domingo, 16 de febrero de 2014

Y dale con Caparrós

A mí nunca me han gustado las segundas partes.
Siempre he pensado que cuando se cierra una etapa no hay que volver a abrirla otra vez, y en el fútbol me pasa lo mismo.

Es más, no conozco segundas etapas de jugadores o entrenadores que fueran mejor que la primera, pero las habrá, por supuesto.
El caso es que una gran parte del sevillismo está pidiendo a gritos la vuelta de Caparrós.
Yo, desde mi sevillismo desde la cuna, creo que esta campaña Pro-Caparrós es cuanto menos, desafortunada.

Primero porque estamos en mitad de la temporada y tenemos un entrenador llamado Unai Emery y creo que mientras este señor sea el entrenador del Sevilla, no debemos hablar de otros entrenadores y menos de uno que está entrenando a otro equipo de nuestra liga. 

Segundo, porque si queremos echar a Unai porque no nos gusta ni creemos que esté cumpliendo, tampoco debemos de hablar de Caparrós porque éste no puede entrenar al Sevilla hasta la temporada que viene. Busquemos una solución para ahora o defendamos a muerte al entrenador hasta el final.

Y tercero porque aunque el sevillismo de Caparrós tenga a muchos de nosotros en la idea de que es la solución, parece que no tenemos memoria.

Caparrós ha sido uno de los entrenadores que más caña ha recibido del sevillismo, CAPARRÓS VETE YA, se hizo famoso.

Pero además es un entrenador que cuya idea del fútbol no gusta mucho por esta tierra, donde le pese a quien le pese, gusta más el arte y la filigrana que el fútbol ultradefensivo, rácano y excéntrico del utrerano.

Yo no quiero a Caparrós. Y no lo quiero porque es un entrenador para plantillas mediocres, para luchar por la Europe League y quedarse en las puertas o clasificarse en el último momento. Un entrenador para no ganar nunca la Copa ni ningún título. El Sevilla de Caparrós era un Sevilla mediocre y nunca hubiéramos vivido lo que vivimos si Caparrós no se hubiera marchado.

Ahora, si lo que queremos es empezar de nuevo y sentar las bases para que dentro de unos años volvamos a tener un equipo que luche en el segundo escalón de la liga, entonces puede ser. Como fue en Bilbao, que preparó un equipo para que luego otro entrenador los llevara a las finales.

Pero en cualquier caso y dado que como pronto podría venir en junio, vamos a dejar en paz al entrenador del Levante y vamos a pelear todos para que el Sevilla logre dos de los tres objetivos que se planteó a principios de la temporada y que aún, pese a Unai Emery, podemos pelear.

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