En poco más de dos semanas comenzaremos nuestra reconquista de Europa. Tras dos años consecutivos ganando la Copa de la Uefa y tras un breve paso por la Champions League donde alternamos grandes éxitos (como ser el mejor novato en la fase de grupo o haber quedado por delante del Ársenal, etc.) con el fracaso de caer en octavos ante un rival manifiestamente inferior, volveremos a luchar por la copa que nos cambió la vida, esa que hizo que dejásemos de ser un equipo del montón (por mucho que para mí siempre fuésemos el mejor del mundo), un equipo que se quedaba siempre en las aspiraciones porque nunca llegaba a culminarlas, para convertirnos en el equipo que somos hoy en día, uno de los grandes de España y referente en Europa (sólo hay que tener en cuenta que si nos hubiésemos clasificado para la Champions hubiéramos sido cabeza de serie).
La Reconquista comenzará con el Salzburgo, un equipo que para ser de primera ronda y tener nosotros el segundo mejor coeficiente del campeonato, no es una perita en dulce.
Pero está claro, que independientemente de la suerte en los cruces, de vital importancia, si queremos ser tricampeón de nuestra competición favorita, tenemos que ser capaces de ganarles a todos, y éste, no es de los más complicados.
Lo peor, es que la vuelta será allí. Bueno, aquí como en todo, es cuestión de gustos. A mí, por ejemplo, me pone más nervioso la vuelta en casa y eso que tener nuestro estadio en la vuelta es una ventaja, pero creo que, el equipo que juega fuera la vuelta tiene ventaja real en la eliminatoria, porque en caso de llegarse a una prorroga, los goles que marque en ella tienen más importancia que los del local.
Pues nada, a por la terceral.
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