domingo, 24 de agosto de 2008

Unos días sin decir nada

Voy a desaparecer unos días. Mañana es día 25 de agosto, maldito 25 de agosto en que Antonio Puerta cayó fulminado en el Sánchez Pizjuán por la sombra de la muerte. Ese día, Antonio salió andando del terreno de juego y ya no volvimos a verlo vivo. Fueron tres días agónicos los que pasamos junto a la radio, internet, la televisión. Rezando, llorando, suplicando a Dios a quién cada uno de nosotros le tenga fe, que lo salvara. Durante esos días escribí mucho, intentando transmitirle mi esperanza, mis deseos. Pero el día 28 se fue de nuestro lado. Desde entonces, pasó de ser un buen futbolista y mejor persona, a convertirse en un Mito para el Sevillismo. Antonio Puerta no murió ese 28 de agosto de 2007 porque está en el corazón y en el recuerdo de todos nosotros. Antonio Puerta vivirá eternamente en el Sánchez Pizjuán. A Antonio lo recordamos cada día, cada partido, cada gol. Ayer, en el partido de su trofeo, volví a llorar. Mi mujer me cogió la mano y la apretó. Me ha visto llorar muchas veces por su adios. Ayer no pude contener las lágrimas y tampoco he podido hoy, cuando de forma instintiva he recorrido todos y cada uno de los post que escribí en esos tres días. Por eso, he decidido guardar silencio. Tres días de silencio, los de su agonía, los de nuestro sufrimiento con él. Volveré el día 29 para hablar de nuestro debut liguero, pero del 25 al 28, le dedicaré mi silencio a él, al Eterno 16.

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