martes, 23 de febrero de 2010

Muchas cosas en Bilbao

Esta última semana la he pasado en Bilbao. Me fui a ver la Final de la Copa del Rey, un expectáculo que salvo por dos o tres mamarrachos, no tiene nada que ver con el mundo del fútbol. Sobre la ciudad, sobre el País Vasco en general sólo puedo decir maravillas. Gente muy abierta, servicial, agradable. Es verdad que sentí en un pueblo la tensión, la presión que pensaba se vivía en toda la zona por culpa del terrorismo, del nacionalismo llevado a extremos, pero salvo por ese lugar, una maravilla. Y la fiesta dle basket, también muy bien. A diferencia de lo que pasará en tres meses con la final de fútbol, allí había 8 aficiones que convivieron por la ciudad sin problemas. Es una fiesta y así se vive por la mayoría. Sí que es verdad que en la grada hubo algunos insultos (los vascos contra los madridistas, los vitorianos contra los bilbaínos, los culés contra los de badalona y entre madrileños), pero la situación era muy tranquila. Sólo hubo dos anécdotas negativas. La primera la viví de vuelta a Bilbao en el metro tras el primer partido (y único) del Cajasol. Un subnormal, porque no tiene otro nombre, con una bufanda del Estudiantes en la cabeza, al ver pasar cerca de él a dos o tres aficionados cajistas, empezó a gritar "sevillanos, yonkis y gitanos". Yo sólo iba a unos metros de él, con mi bufanda, y me alegro que no me viera porque si llega a dirigirse a mí con ese cántico que tanto odio, no sé que hubiera pasado (y odio la violencia). Este subnormal, seguramente seguidor del Atlético de Madrid, demostró a todos los que íbamos en esa fila, el daño que cuatro niñatos pueden hacerle al baloncesto. Y después en la final, un aficionado del Real Madrid salió a tirar unas canastas en un descanso y se encaró primero con la afición del Caja Laboral y después con el resto del pabellón, haciéndonos a todos gestos obscenos y teniéndolo que sacar la seguridad del pabellón. De este incidente es muy difícil encontrar algo en internet, pero sólo por una razón, porque fue un aficionado del Madrid y hay que tapar todo lo malo de este club. Distinto hubiera sido si el aficionado hubiera sido de otro equipo, o de Sevilla especialmente. Se habría liado la de Dios. En fin, que dos subnormales pueden convertir lo que hoy es una fiesta deportiva en lo que es fútbol, un deporte donde cuatro majaras nos tienen a todos coaccionados. Y si no, ¿qué alguien me diga por qué un amigo mío no va a ir a la final porque teme que a su hijo le pueda pasar algo?. Qué asco. Os habéis cargado el fútbol, ojalá no podáis destruir el baloncesto.

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