lunes, 21 de septiembre de 2009

¡Pero que buenos que son!

Quién me iba a decir a mí que aquel deporte que empezó a llamar mi atención en el verano de 1983, precisamente en la semifinal del Eurobasket que ese año se jugó en Francia iba a darme tantas alegrías veintitantos años después.
Cuando eres un niño hay muchas cosas que se te graban a fuego. En aquella Vanguard en blanco y negro veía mi padre un partido de baloncesto entre España y la URSS, donde jugaba un tal Tachenko que medía 2,32 metros (o eso decía mi padre). Era la primera vez que veía un partido de baloncesto, pero quedé prendado de aquella victoria a los invencibles rusos (sólo perdían con USA en las olimpiadas o mundiales, pero yo en aquel momento no sabía quiénes eran los americanos). Al día siguiente vimos la final ante Italia y la decepción fue muy grande, era mi primera derrota en baloncesto. Me quedé prendado del baloncesto, aunque nunca llegue a los niveles del fútbol. Al año siguiente, también en el verano me levante de madrugada para ver los partidos de aquella olimpiada de Los Ángeles en que nos llevamos la plata, un éxito que creíamos irrepetible. También mis recuerdo son en blanco y negro, pues aunque mi padre había comprado nuestra primera tele en color en diciembre del 93, en la salita, que era donde yo dormía en verano (porque se estaba más fresquito y tenía tele para ver hasta la madrugada) habíamos puesto el famoso Vanguard. Desde esa fecha hasta hace casi muy poco, la selección sólo me daba palos. Eliminaciones increíbles ante Alemania, Checoslovaquia o derrotas vergonzosas ante Angola o China. Mi interés por el balonces fue decayendo, sobre todo porque también dejé de jugarlo por mi lesión de hombro. Tres años federado con más pena que gloria, como la selección (por cierto jugué en el Altair, todo un éxito para no ser un alumno del colegio). A nivel local, el antiguo Caja San Fernando llenó un poco de hueco, el de no tener equipo en Sevilla y por la vinculación que cogió con mi barrio y por los años que trabajé para ellos (mi padre continúa en el club y seguro que si ves algún partido en la tele o en directo lo habrás visto) hicieron que me volviera la ilusión. El Caja, también acabó aburriéndome, aunque tuvo con Petrovic e Imbroda dos años muy buenos, con aquellos subcamponatos de liga (por partida doble) y copa. Y así hasta que hace tres años llegaron los que fueron Juniors de Oro y revolucionaron el baloncesto nacional. Cuatro finales de cuatro campeonatos. Dos oros y dos platas la convierten en la mejor selección europea del momento, una de las mejoras de la historia. Es impresionante como juegan, como vapuléan a los rivales. Están a un nivel por encima y lo hacen divirtiéndose, que es lo mejor. Las palizas que pegan sólo son comparables a la que pegan los americanos cuando presentan equipos NBA. Lástima que en la final de los JJOO no estuviéramos al nivel que hemos jugado estos cuatro últimos partidos, o aquella medalla de plata irrepetible, hubiera sido superada. No sé cuánto nos durará, pero desde luego, pienso disfrutarlo. A ver si aprenden los del fútbol, no por las victorias, que van por buen camino, aunque le quedan algunas finales para igualarlos, sino en calidad humana, en vestuario, en no tener que ser de un determinado equipo para jugar. Gracias chicos, me habéis devuelto la ilusión que tenía con diez años.

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