lunes, 10 de mayo de 2010

Lo tengo casi todo

Tengo las entradas, las noches de hotel y los billetes de tren (no digo de AVE porque sólo es a la ida, a la vuelta tengo el tren de las 14 horas). También tengo encargadas las camisetas de la final, aunque todavía no me han llegado, bueno, es pronto. Pero me falta mi padre. El muy cabezón dijo que a Barcelona no iba y no se baja del burro. No sé ya qué hacer para convencerlo. Se niega a ir a Barcelona porque dicen que nos han tomado el pelo, que no nos han respetado y que nadie debería ir. Él, en sus sueños idealistas, hubiera deseado que las 37.000 entradas sevillistas hubieran sido devueltas a la Federación a modo de protesta por la designación de Barcelona. Es un idealista nato. Ahora, que ve que sólo él y algún otro, que se escuda en que no puede pedir el día de vacaciones o que la crisis no le permite ir, se arrepiente de su decisión, pero no quiere echarse para atrás. A mí me gustaría vivirla con él, como hemos vivido las anteriores. A él no creo que consiga convecerlo, pero a lo mejor, a cualquier otro sevillista que esté en su misma situación, sí. La culpa no ha sido del club, y en cualquier caso, los aficionados tenemos que estar por encima de todo eso. Lo nuestro tiene que ser el llenar el Camp Nou y dejarnos la garganta animando a nuestro equipo para que con nuestra ayuda llegue la quinta Copa del Rey a nuestras vitrinas. Todo lo demás no tiene sentido. Que no falte ni un sevillista por idealismos estúpidos.

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