martes, 12 de octubre de 2010

En baloncesto también

Aprovechando el parón futbolístico, a nivel de Primera División, claro, voy a hablar de un tema de baloncesto que hace tiempo llevo dándole vueltas.
Todos los amantes del baloncesto saben que la Copa del Rey es una competición con mucha solera. Quizás, en el fútbol tenga más solera, por los años que lleva disputándose, pero en el baloncesto español, la Copa del Rey tiene más prestigio que la misma competición pero en fútbol.
La Copa del Rey es la fiesta del baloncesto. En su última versión se disputa en el mes de febrero aproximadamente, y la juegan los siete primeros de la primera vuelta de la liga regular ACB y el anfitrión. Porque la Copa del Rey, se disputa en una "final eight", es decir, ocho equipos juegan los cuartos de final, los campeones la semifinal y los dos vencedores la Gran Final.
Todas estas eliminatorias son a un partido, siendo los cabezas de serie para la primera eliminatoria los cuatro primeros clasificados.
Hasta aquí, todo me parece justo y merecedor de ser la Gran Fiesta del Baloncesto Español.
El año pasado fue en Bilbao y fue una gozada pasear por unas abarrotadas calles bilbaínas de aficionados de 8 equipos distintos, sin que hubiera el más mínimo incidente (bueno, siempre hay algún subnormal, pero prácticamente insignificante comparado con el fútbol).
Pues todo este invento era maravilloso hasta que el centralismo nacional-madrileño ha metido sus pezuñas.
Desde el año anterior, la fase final se jugará un año en Madrid y al otro en cualquier otro lugar. Es decir, que cada dos años, uno se jugará en Madrid.
¿Puede alguien explicarnos por qué?. No creo que sea por el nivel de su baloncesto, pues en Barcelona también hay dos equipos y si metemos la provincia o la región el número es, posiblemente mayor.
En Andalucía hay tres equipos y así en muchos otros lugares.
¿Por qué entonces?. Lo único que se me ocurre es querer beneficiar a la ciudad madrileña, que cada dos años recibirá a veinte mil aficionados al baloncesto dispuestos a gastarse sus dineros en sus hoteles, bares, restaurantes, tiendas etc. Y también se benefician sus dos equipos madrileños, que como anfitriones, disputan la fase final sin necesidad de clasificarse en la liga regular.
Y mientras benefician a Madrid, como tantas otras veces, fastidian al resto de cuidades españolas, que verán duplicado el tiempo de esperar para recibir una fase final y verán como sus equipos tienen menos posibilidades de jugar la fase final y por consiguiente, el ganar un título.
Otro ejemplo más de cacicada nacional-madrileña, ésa que provoca, entre otras muchas cosas, la poca unión existente entre el resto de españoles.

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