Eso es lo que espero que pase esta tarde noche. El Ramón Sánchez-Pizjuán debe ser una caldera para el rival, pero una balsa de aceite para los nuestros, los de blanco y medias negras, los que llevan nuestro sagrado escudo en el pecho.
Ayer, nuestros dirigentes dieron la cara donde deben hacerlo. Explicaron las falsedades que se habían vertido en los últimos días sobre alguno de ellos, explicaron cuál es nuestra situación económica y admitieron errores en el aspecto deportivo, pero demostrando con números que los errores están siendo mucho menores que los aciertos, o al menos, que los resultados que estamos teniendo están siendo mejores que los de equipos con mayor gasto que el nuestro.
Quizás, como auditor que soy, podría decir que no estoy de acuerdo con las matizaciones dadas por nuestros dirigentes sobre las anomalías detectadas por los auditores, pero sí que es verdad que esas matizaciones, no del todo incorrectas, pueden beneficiar al Sevilla FC, y hacen bien en utilizarlas.
E igual que los dirigentes dieron la cara donde tienen que hacerlo, los futbolistas tienen que darla en el césped y demostrar por qué estos dirigentes los trajeron a Sevilla.
Ya habrá tiempo de hablar de fichajes, de salidas o de ambos. Ahora sólo nos importan los que están aquí, porque son ellos los que tienen que revertir está situación.
Y para hacerlo, necesitan nuestro apoyo incondicional. Eso es lo que espero de todos nosotros, de todos los que vayamos al campo.
Alemería, Borussia y Málaga nos visitan antes de que acabe el año, y las tres deben ser victorias (aunque una victoria sería empatar con los alemanes).
El primero, el Almería. A por él.
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