Aunque uno no sea resultadista, cuando llevas tantas jornadas sin ganar y la mayoría de ellas perdiendo, todo da igual ya y no lo único que deseas es que tu equipo vuelva a conseguir los tres puntos.
Y en la noche de ayer se consiguió y eso que visitaba el Ramón Sánchez-Pizjuán el siempre correoso Osasuna, que además estaba en la tabla por encima y con la posibilidad de colarse en puestos de Champions.
Y la victoria se basó en varias premisa, pero sobre todo en una, que jugaron los buenos y además, quisieron hacerlo, entregándose para ello.
Buena primera parte en la que pasamos por encima de los rojillos y en la que deberíamos habernos ido con varios goles a favor en el marcador, pero en la que volvimos a fallar muchas ocasiones.
En la segunda parte estuvimos un poco peor, como suele pasarnos, ya que el equipo se desfonda físicamente y no puede mantener el ritmo impuesto en la primera parte.
Destacó Palop que volvía a la titularidad y que como en sus mejores tiempo, apareció para salvar el partido cuando el equipo se había desfondado, con dos intervenciones de primer nivel.
Me gustó mucho Navas, que volvió a ser un estilete por su banda, si bien, debe mejorar los centros porque si sólo la mitad de las veces centrara en condiciones, machacaríamos a los rivales.
Bien Kanouté también, apoyando en la distribución del juego y en el ataque.
Y sobre todo, un gran Medel que demostró que es pieza básica en este equipo. Puso los vellos de punta al personal con la raza que tiene, jugando los últimos minutos lesionado, roto. Pedazo de futbolista el chileno.
Si mantenemos la intensidad y seguimos mejorando en el buen juego que hicimos ayer, las cosas volverán a cambiar.
De momento, no nos volvamos locos y veamos qué pasa el domingo en Valencia, una gran prueba de fuego.
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