lunes, 12 de febrero de 2007

La guerra

Estalló la guerra. Algo normal cuando hay tanto odio entre unos y otros. Y no me refiero al odio deportivo, que lo hay, pero que debería quedar como queda en cada familia, en cada grupo de amigos, sino el odio a nivel personal entre Lopera y Del Nido.
Después de escuchar a unos y otros. Como si una rueda de interrogatorio se tratase al más estilo de novelas policíacas, se van acercando las versiones y se va dando uno cuenta de las declaraciones contradictorias, esas que salen siempre del mismo lado y que te ayudan a entender lo que allí pasó.
Esto es lo que yo creo que pasó, que no deja de ser una hipótesis. Hay dos razones para calentar el derbi desde el punto de verdiblanco y ninguna desde el lado sevillistas. La primera razón es el odio de Lopera al Sevilla F.C. en general y a Del Nido en particular. Este señor, cada vez que Del Nido pisa el Villamarín se vuelve loco de ira. No ha parado desde siempre de decir que no quiere que vaya al palco y está loco por encontrar una excusa para pedir al organismo que sea que no vaya. Por otro lado, la diferencia entre ambos equipos hace que una de las pocas posibilidades del Betis de pasar la eliminatoria es que el Villamarín sea un infierno el día de la vuelta y para eso hay que calentar a la afición, como hizo con el derbi de la temporada 94-95. En esa maniobra de calentamiento de derbi empezaron en Bilbao el fin de semana pasado, llamando el impresentable de Blas Ballestero (miembro de la comisión del centenario bético) Ramona al estadio Ramón Sánchez Pizjuán, orgullo del sevillismo y fácil diana para herir nuestros sentimientos. El segundo paso fue el apoyo que desde el propio club verdiblanco se dio a este señor. Eso, unido a la tensa relación entre ambos clubes, hizo que ya el ambiente estuviera más caldeado de la cuenta antes de empezar. Luego siguieron con su campaña, vetaron la entrada a Sevilla F.C. radio, se saltaron el acuerdo del número de acreditaciones y prohibieron la entrada a los miembros de la seguridad privada del presidente del Sevilla. Hasta ahí, sólo existe provocación y mala fe por un lado, el verde. A partir, el Sevilla F.C., representado como no puede ser de otra forma por su presidente, comete un error, lo suficiente para que estos personajes tengan una excusa. Si es verdad que el Betis está dando un recuerdo del centenario a todos los equipos que pasan por allí, hicieron bien en ofrecerlo al Sevilla, aunque sea una hipocresía, pero no haberlo hecho nos hubiera dado la posibilidad de sentirnos ofendidos por despreciarnos frente a otros equipos. Veis, eso si lo hicieron bien. El Sevilla tenía dos opciones, o denegar la invitación, alegando que no les parece adecuado, por carta y demás y darle la oportunidad de sentirse ofendidos (lo cual no sería tampoco justo pues bien sabemos todos que el Betis se negó a intervenir en ningún acto de nuestro centenario) o para demostrar la clase que tenemos, recoger el regalo (y por supuesto, una vez en el Sánchez Pizjuán tirarlo o colocarlo en lugar apropiado, ahí cada uno que piense para sus adentros dónde lo colocaría él). Pues bien, el Sevilla se equivoca al poner excusas infantiles para recoger el dichoso recuerdo. ¿Qué más da que esté el busto de Lopera allí?. Por mí como si hay un cabeza de ciervo con dos cuernos enormes. ¿Qué más nos da?. Pues esa fue la excusa que llevaban buscando toda la semana y que o conseguían para arremeter contra nosotros con todo su arsenal (traslado del presidente del Sevilla a una esquina del palco poniendo en peligro su vida y lo que es peor, diciendo por los altavoces que el Sevilla había despreciado al Betis no recogiendo el detalle). Partiendo de la base de haber cometido un error, la respuesta verdiblanca fue desproporcionada, es como pegar un tiro un chico que te da un tirón de la bolsa de pan. A partir de ahí, lo que ocurrió dentro del palco, agresión a Del Nido (reconocida por el propio presidente del Betis en Libre y Directo) y los supuesto insultos de Del Nido al sobrino de Lopera (no reconocidos por nuestra parte) es lamentable y me duele que el Sevilla se vea envuelto en estas historias. Igual que hubiera preferido que Luis Fabiano no hubiera devuelto a Diogo la agresión, tampoco me gustaría que Del Nido hubiera insultado al consejero bético ni antes ni después de haber sido agredido, precisamente la clase se demuestra en circunstancias así.
Lo que ha venido después, impresentable. Por un lado León intentando justificar lo injustificable, cayendo en continuas incoherencias. Oscar Arredondo, de éste mejor no hablar. Creo que debería dejar los cargos que tenga en el Betis porque le pierde su sentimiento de aficionado. Y por último, los periodistas de nuestra ciudad. Patético, no han tenido lo que hay que tener para llamar a las cosas por su nombre. Y que aunque es verdad que, desde mi punto de vista, nuestro presidente se equivocó, está claro de dónde viene la provocación y quienes son los que han hecho los actos más vergonzosos y peligrosos (con un derbi tan cerca) y sin embargo en su afán por ser imparciales no han sido capaces de denunciar la desfachatez, la falta de clase, la violencia generada en definitiva desde La Palmera. Penosos como siempre.

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