Tendría que haberse jugado en agosto, pero la huelga de los futbolistas y el apretado calendario ha provocado que se aplace hasta este fin de semana, fecha en la cual debía jugarse la jornada 20.
Como todos los derbis será un partido difícil, por mucho que algunos se empeñen en querer ganar sin bajarse del autobús, sólo por nombre, entidad, títulos, etc., donde somos muy superiores.
Es un partido especial, un partido que ninguno queremos perder. Todos tenemos un familiar, un amigo, un compañero de clase o trabajo que es del eterno rival y que nos "machacará" como el nuestro pierda.
Es un partido especial y por eso nunca ha habido favoritos. Es verdad que no se puede comparar un equipo y otro (por mucho que duela a los verdiblancos) por palmarés o por el pasado reciente, pero, por mucho que se trata de un equipo que aspira a liga de campeones y de otro que acaba de ascender, la realidad es en la tabla clasificatoria sólo hay tres puntos de diferencia.
Yo confío en el Sevilla, porque creo que hay más diferencia entre ambos que la que refleja la clasificación, pero tengo que reconocer que el Betis hace por momentos buen fútbol y que es un equipo que ve puerta con relativa facilidad.
Pero espero un partido a pocos goles en el que nuestra defensa sea mejor que su ataque (será la clave) y en el que nuestra delantera se muestre más efectiva que en los últimos partidos y superior a su defensa, su punto más débil.
Derbi igualado y tranquilo, por mucho que les pese a los muchachos de la Cadena Ser (hoy Manolo Aguilar ha dicho que le gustan más calentitos). Esperemos que la cordialidad siga y que el partido sea un ejemplo de fair play. Y luego que gane el mejor, que todos sabemos quién es.
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