Sabes cuál es, la de los grandes partidos. Esa que sentimos días antes de aquella semifinal ante el Shalke, y durante los días de la feria esperando que llegara el momento de disputarse el partido.
Esa que hemos sentido después tantas veces, que ya creíamos tener superada.
Pues no, no lo tengo superado, porque quedan todavía tres días para enfrentarnos al R.Madrid en el partido de ida de las semifinales de la Copa del Rey, de la que somos el actual campeón, y ya siento cómo me recorren los nervios todo mi cuerpo.
Mi cabeza ya no piensa en otra cosa. Sólo estoy deseando que empiece el partido.
Y estoy así, además de la importancia del partido, porque el equipo me transmite que va a pelear, que se va a dejar la piel en la batalla. Y eso que siento, supongo, es lo que se siente antes de una batalla.
El rival es superior, no hay más remedio, muchísmo más presupuesto, y todos los estamentos del fútbol y la prensa a su favor, deseosos de ver una final entre los dos mastodontes del país.
Pero nosotros queremos vender cara nuestra derrota. Tan cara, como que si quieren estar en esa final, van a tener que darlo todo.
Los jugadores están mentalizados, se les ve. Se les ve además, capaces de ganarle a cualquiera. Tienen otra vez hambre de títulos y sé que van a luchar por conseguirlo.
Y nosotros, los sevillistas tenemos que estar ahí, tenemos que convertir el Ramón Sánchez-Pizjuán en una caldera, en una olla a presión donde los jugadores madridistas se arruguen, se derritan.
Pero tranquilos, no nos precipitemos. La eliminatoria serán 180 minutos como mínimo. Hay que intentar conseguir un resultado positivo, cuanto más amplio mejor, pero si en los primeros 90 minutos no se consigue, habrá que lucharlos en los segundos 90. O en la prórroga.
Somos el equipo más goleador de la Copa, y tenemos a nuestros tres delanteros en racha. Además de a nuestros defensas, que machacan en los corners a los rivales. Ojalá no cambiemos esa forma de hacer las cosas por tener enfrente al R. Madrid.
Porque hay una cosa clara, se clasificará el que más goles marque o en caso de marcar los mismos, el que más haga fuera de casa.
Jugar fuera de casa es, evidentemente, una desventaja, ante un equipo como éste. Pero en una eliminatoria igualada y con muchos goles, como creo que va a ser el caso, jugar fuera puede ser hasta mejor, porque si llegamos a la prórroga, la ventaja será entonces, nuestra, porque ya, simpre nos valdría para clasificarnos, los empates.
Pero aún queda mucho. Ahora, lo importante es mentalizarnos todos de ganar al R. Madrid en la ida y tener que jugárnoslo todo en la vuelta, pero con el marcador a nuestro favor.
A por ellos.
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