Nuestra Copa ya está allí. Esa que yo he tocado, que seguramente tú que me lees también. Esa que abracé para hacerme una foto junto a mi padre, junto a mi mujer, junto a mi madre.
Allí estará hasta marzo del año que viene más o menos, fecha en la que la llevarán a Estambul para que allí la recojamos y vuelva a casa.
Mucho frío le queda por pasar y seguro que nos echará de menos, tanto como nosotros a ella, porque estuvo dos años con nosotros, porque nadie fue capaz de vencernos, porque nos la quitaron sin poder defenderla.
Por ti iremos en mayo del año que viene, no lo dudes. Y volveremos porque ya hace dos años que estabas con nosotros.
Parece mentira, pero durante dos años hemos sido los campeones de la UEFA. Y claro, esta mañana a primera hora, un verdolaga quiso amargarme la mañana recordándomelo. Qué fácil me lo puso. A su "ya no sois los campeones de la UEFA" (será patético siempre seremos los bicampeones de la UEFA, bueno, hasta que la ganemos por tercera vez) le respondí "hay algo más grande que dejar de ser el actual campeón sin caer derrotado".
Enhorabuena al Zenit, que durante un año será el dueño de la copa más bonita del mundo. Pero lo digo con la boca chica, por educación, porque no me gustan los rusos. He oído que son xenofobos, racistas y violentos. Lo primero y segundo no lo sé, pero lo tercero pude comprobarlo cuando jugamos contra ellos en el Sánchez Pizjuán. Han sido justos vencedores, pero no me caen bien y no me gustan como sucesores.
Así que, ya tenemos una razón más para luchar. A por ella, que está muy solita en el frío.
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