Mi más sentido pésame a la familia de Germán Pérez Burgos. Un sevillista que ha visto fin a su vida en Afganistán. Atrás ha dejado un niño de 22 meses que conoce todo el sevillismo porque gracias a su abuela Esperanza y a Jesús Alvarado hemos visto nacer y crecer poco a poco.
Tanta felicidad truncada. Tantas ilusiones truncadas por una maldita guerra sin sentido. Acaso alguna lo tiene. Pero quizás esta más, porque muere gente cercana por culpa de unos locos fanáticos que no saben convivir.
Tú que estabas acostumbrado al cielo, seguro que verás al Sevilla ganar muchos títulos desde el tercer anillo.
Cada vez tengo más claro que la vida es un contínuo equilibrio y la felicidad total que vivimos los sevillistas gracias a nuestro fútbol tiene que compensarse con pérdidas dramáticas, con mucho dolor. Pero estamos sufriendo demasiado, un dolor que no se puede compensar que ningún tipo de victoria deportiva. Dicen que Dios aprieta pero no ahoga, pues si me estás escuchando, suelta un poco la soga que nos estás matando.
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