A falta de dos días para el derbi, en concreto, 49 horas para que dé comienzo, la previa en esta ocasión, está pasando de puntillas.
Mucha culpa de ello lo está teniendo la Copa. Primero porque una, en principio, intrascendente eliminatoria ante el Denia, se convirtió en una agonía que hizo que nos olvidásemos del derbi. Y Segundo, porque en octavos, que se jugarán a partir de la semana que viene, nos ha tocado el F.C. Barcelona. Pero hay una tercera razón y es que por mucho que desde los medios deportivos de esta ciudad intenten que el derbi sea el partido del año, como lo era hasta hace poco, nosotros estamos actualmente en otro nivel, muy por encima (no un poco como dijo Del Nido) del Betis y realmente, estamos teniendo a lo largo del año muchos partidos más importantes que un derbi contra el eterno rival.
Con esto no quiero decir que no importe el partido. Claro que me importa, me encanta ganar al Betis y si pudiéramos golearlos mejor, pero ya llevo dos años que los derbis no son para mí lo que eran. Después de jugar finales europeas, de copas, de supercopas, después de semifinales de esas competiciones, después de partidos champions como el que disputamos hace un mes contra el Ársenal, ¿cómo va a ser lo mismo?.
Pero bueno, vamos a olvidarnos del Barcelona hasta el lunes y vamos a pensar en el partido del domingo que aparte del gusto de vencer (y si se puede golear mejor) al eterno rival, nos jugamos la oportunidad de acercarnos un poco más a los puestos europeos para intentar acabar la primera vuelta en dichos puestos.
Y por supuesto, lo más importante. Que el derbi sea el mejor de la historia. A ver si por una puñetera vez somos los sevillanos capaces de disfrutar de nuestro derbi sin que ningún subnormal nos lo estropee y demostrarle así a toda España que en Sevilla somos sevillistas, béticos y sevillanos.
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