A las 14:30 de la tarde nos dejó Antonio Puerta. ¿Cómo se puede reflejar en unas palabras tanto dolor?. ¿Cómo se puede sentir tanto la muerte de una persona que no conoces?. ¿Acaso no se puede querer a alguien que no conoces?. Claro que se puede y todos los que estamos destrozados hemos demostrado que sí se puede.
Cuando se confirmó su muerte, no menos dolorosa por esperada (no quería admitirlo por más que saliera en diversos medios, me negaba a hacerlo, hasta que llegó la confirmación), sólo pude huir a la soledad de mi habitación a llorar, a expulsar la rabia, el odio, la frustración que sentía. No sé cómo, he conseguido dormir y he tenido un sueño. Cuando te pasa algo así confías que si te quedas dormido, al despertar, todo habrá sido un mal sueño. Pero no, al despertar todo seguía igual. Salvo que había tenido un sueño. En ese sueño me cuentan que hace 15 meses se organizó un partido en el cielo para mañana y que Antonio Puerta, estaba convocado. Su abuelo que leyó la convocatoria habló con Dios y le dijo que su nieto iba a ser pentacampeón con el Sevilla e internacional y que no podía subir tan pronto. Dios le concedió ese deseo y en esos 15 meses le hizo Campeón de la UEFA por dos veces, Campeón de la Supercopa de Europa, de la Copa del Rey y de la Supercopa de España. En una jugada magistral lo hizo internacional y además hizo que aquel 27 abril inscribiera su nombre en la historia del Sevilla FC marcando el gol que nos llevó a Eindhoven, el gol que nos cambió la vida.
Desde aquí, con el corazón destrozado, sólo puedo decir que nadie abandona definitivamente este mundo mientras haya alguien que lo recuerde y Antonio Puerta siempre estará en la memoria de los sevillistas de hoy y de siempre. Cuídanos desde el tercer el anillo y cuéntale a todos que allí arriba eres el futbolista del Sevilla FC con más títulos. Cuéntale a esos que se fueron sin ver ganar nada a su equipo que ya somos un equipo grande. Descansa en paz, amigo.
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